José Buela Álvarez, casou con Clara Fontenla Moroño.
ANTECEDENTES DE LA ACADEMIA.
15 SEPTIEMBRE 2013. FARO DE VIGO.
DE VUELTA Y MEDIA : EL COLEGIO BALMES.
POR RAFAEL L. TORRE
El Colegio Balmes fue hace un siglo el mejor centro privado de esta ciudad, con permiso del Colegio X, que se erigió en su principal competidor aunque a cierta distancia al empezar el curso escolar 1913-14. Tanto en primera como en segunda enseñanza tuvo más alumnos que ningún otro y, especialmente, sus calificaciones resultaron insuperables. Pontevedra gozó en aquel tiempo de un elevado número de colegios y academias de carácter privado, que jugaron un papel esencial y complementario de la enseñanza oficial. La escolaridad se convirtió en un asunto primordial, especialmente entre las familias más pobres, que hasta entonces tenía otras prioridades. El Colegio X, de Germán Adrio Mañá, representaba una cierta heterodoxia educativa, que más tarde desarrolló Hernán Poza Juncal en su Escuela Nueva. Luego estaba el Colegio de San Luís Gonzaga en la calle San Telmo, dirigido por Félix Martínez. Para chicas internas o externas se llevaba la palma el Colegio Modelo de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, en la Plaza de Mugartegui, que dirigían las hermanas Fernández Álvarez. Y la Academia Cisneros en la calle Real, bajo la dirección de Roberto Munaiz G. Garrido, cubría un amplio abanico de preparatoria intensiva para carreras militares y civiles.
El Colegio Balmes ocupaba un caserón de la plaza de Méndez Núñez, cuando todavía era conocida popularmente como la Plaza das Galiñas. Más tarde, la Academia Buela se instaló luego en sus mismas dependencias, y muy cerca estaba la Academia Cervantes donde se encuentra hoy el Centro Méndez Núñez.
Al frente del Colegio Balmes se mantuvo siempre su fundador, Gerardo Santos Méndez. Si la denominación elegida en homenaje al reputado filósofo catalán Jaime Balmes era toda una declaración de principios sobre el ideario del centro, otro tanto podía afirmarse con respecto a la figura de su director, quien contaba con un notable predicamento entre las familias pontevedresas más tradicionales. Don Gerardo era sinónimo de seriedad, competencia y virtuosismo. Su pobladísimo mostacho de guías era el rasgo más característico de su aspecto externo. Aquel potente bigote imponía no poco a sus jóvenes alumnos, según nítidos recuerdos de algunos supervivientes. La severidad del centro empezaba puertas afuera por medio de unos grandes carteles que flanqueaban su entrada y advertían con severidad sobre los peligro del alcoholismo. Puertas adentro no había lugar al descarrío ni la golfería porque el Colegio Balmes era la ortodoxia misma del modelo imperante.
“Las enseñanzas que se dan en este centro son eminentemente prácticas y están a cargo de profesores competentes de larga experiencia“. Así rezaba su publicidad de la época.
Para los alumnos de primera enseñanza el Colegio Balmes disponía de dos profesores especializados, y también ofrecía lecciones de canto y de gimnasia, además de los estudios generales. Y para los alumnos de Bachillerato garantizaba “una gran vigilancia”, que incluía su acompañamiento por un inspector del centro hasta el Instituto a la hora de revalidar sus conocimientos. Este compromiso aportaba una cierta seguridad a los padres por cuanto suponía una clara implicación ante las calificaciones definitivas, que casi siempre era lo que más importaba para muchas familias. Aquel curso de 1913-14, el centro llevó a cabo tres incorporaciones en su profesorado que reforzaron su prestigio y ofrecieron un rendimiento más que meritorio: José Mariño Martínez, médico del Gran Hospital; José Gómez Pineda, abogado y oficial de Hacienda; y Bernardino Fondevila, profesor de Ciencias de la Escuela Normal. Igualmente contaba en su potente oferta educativa con una academia de Comercio, especialidad muy demanda entonces por sus diversas salidas profesionales. “Los jóvenes que sigan el plan convencional adaptado por este centro –aseguraban sus anuncios– se encontrarán al terminar sus estudios en condiciones ventajosas para ser empleados en los escritorios comerciales“. Como un incentivo más impartía clases de mecanografía en máquinas Underwood, que era la más moderna del mercado. El Colegio Balmes marcó una época en Pontevedra, y su primacía indiscutible se prolongó al menos durante una década, aunque luego perdió comba a finales de los años veinte. Un siglo después, tras la apertura de un nuevo curso escolar, vale la pena recordar aquel centro modelo donde estudiaron muchos abuelos y bisabuelos.
EL CUADRO DE HONOR DE HACE UN SIGLO.
El Colegio Balmes tenía a gala publicar todos los años en la prensa local un cuadro de honor con los alumnos que habían obtenido alguna matrícula de honor en sus respectivos estudios. Además de homenajear a los distinguidos por sus méritos, consideraba igualmente que tan buenos resultados eran la mejor garantía de su propia competencia educativa. Tantos éxitos y tan pocos fracasos hablaban por si solos y no necesitaban de mayores recomendaciones. El salto cuantitativo y también cualitativo que el centro experimentó hace justamente cien años entre el curso 1912-13 y 1913-14 solo puede calificarse de espectacular. Sus mejores alumnos prácticamente duplicaron de un año para otro las matrículas obtenidas y exhibieron una progresión admirable. Los resultados del curso 1912-13 se saldaron con 16 matrículas, 52 sobresalientes, 80 notables, 130 aprobados y 4 suspensos. Particularmente las matrículas correspondieron a los alumnos siguientes: Leonardo Vilanova (3); Álvaro Pintos, Eugenio Méndez y Rogelio Bugallo (2), y Filiberto Durán, Práxedes Ballares, Ernesto Fernández, Luís Vilanova, Alfonso San Martín, Agustín Rivas y Manuel Lorán (1).
Un año después el Colegio Balmes exhibió músculo con 30 matrículas, 59 sobresalientes, 99 notables, 155 aprobados y solo 2 suspensos en el curso 1913-14. Curiosamente el cuadro de honor publicado por el centro en la prensa local al finalizar el curso ya incluyó el nombre y los dos apellidos de sus mejores alumnos para facilitar una identificación completa, cosa que no ocurría anteriormente: Germán Vidal Antonio (4 matrículas); Álvaro Pintos Fonseca (3); Mª de la Asunción Vázquez Barrio (única mujer), Práxedes Bañares Zarzosa, Filiberto Durán Troncoso, Manuel Lorán Montes, Luís Vilanova García, Eugenio Méndez Conde (2); y Ricardo Seco San Martín, Emilio Boullosa Fernández, Rogelio Bugallo Orozco, Juan Sobral, Ramiro Rodríguez Aris, José Gorostola Prado, Ernesto Fernández Paz, Francisco Rodríguez Otero, Alfonso San Martín Caamaño y Víctor González Fernández (1). Seguramente entre todos estos nominados identificarán los lectores más avezados a algún que otro pontevedrés de pro, y quizá encuentren también algún familiar propio.
AÑOS 1956/57
AÑO 1972
8 DICIEMBRE 1973 DIARIO DE PONTEVEDRA.
APARCAMIENTO EN LA PLAZA DE MÉNDEZ NÚÑEZ .
Ya es tan viejo el problema de los aparcamientos en nuestra capital, que cualquier rincón sirve para tal menester. En la fotografía, aparcamiento vigilado de la plaza de Méndez Núñez. En esta plaza existen dos colegios de E.G.B.. con cerca del millar de alumnos entre ambos. Los chicos, a once y media no tienen don la hora del recreo -de once a de esparciar su rato de descanso y se hallan expuestos a un peligro constante por los coches. ¿No podría ponerse un disco que dijese « Prohibido el aparcamiento desde las once a las doce horas?». Si esto no fuese posible, una buena solución seria traspasar este aparcamiento vigilado para una plaza más amplia y cómoda, como es la de la Herreria, con la ventaja de que los días de lluvia, con un pequeño suplemento. podrían aparcar esos coches debajo de los soportales… (Foto OZORES).
AÑO 1974
Recordáis la cantidad de establecimientos comerciales que había por las calles que más transitábamos en la hora del recreo? Voy a enumerar algunos de ellos que estaban en las calles de Don Gonzalo, Cesar Boente y la Plaza de Méndez Núñez: Abacería La Arzuana, Abacería Clementina Fernández , Novedades Abrente, Almacenes Rodiño, Academia Cervantes, Avicola/Agrícola Basilio, Sastreria/Confecciones Barcia, Juguetería/Bazares Reguera, Bar la Palma, Bar Cafetería La Pensión, Calzados Enrique Fernández, Calzados El Arco, Calzados Tica, Calzados Rios, Colegio Helenes, Confecciones Celsita, Tejidos Carrasco, Confecciones Casa Rozas, Drogueria Mary, Frutas El Valenciano, El Estanco, Confecciones La Esquina, La Casa de los Paraguas Ernesto Filgueira, Confecciones Filber, Bar La Cañiza, Frutería Castro, Granja Louriña, Confecciones Luisabe, Confecciones Luis Berdial, Sastrería La Confianza, Ultramarinos Calvete, Confecciones Marifel, Mercería Pérez, Merceria Canitrot, Galerías Papiri, Novedades Jukar, Pensión Hospedaje La Troya, Perfumería Oriente, Panadería Abelleira, Relojería Rafael Hermida, Relojería Pacheco, Radio Manuel, Sastrería Antón, Novedades Samy, Tejidos Ernesto, Tejidos Pepe…
AÑO 1975
COMPONENTES LUMBRERAS QUE PARTICIPARON EN EL ENCUENTRO CELEBRADO EN EL PARADOR DE TURISMO.
EQUIPO DE BALONMANO:
PARTE DEL PROFESORADO DE BUELA: Director: D. José Buela. Profesores : Lema Couso, Oliva, Carlos, Castejón, Juan Cuevas, Ignacio, Pepy G. Clavijo, Tati Buela, Clara Buela, Chelo González, Mari Buela, Ángeles Estévez, Padre Hilario…
AÑO 1976
4 SEPTIEMBRE 1976. DIARIO DE PONTEVEDRA.
AÑO 1977
11 DICIEMBRE 1977. DIARIO DE PONTEVEDRA.
PLEAMAR EN LA ZONA ARTÍSTICO-MONUMENTAL. PONTEVEDRA.- (Crónica especial para “Diario de Pontevedra”, por LUIS F. AUTRAN).
Las voces del aliento se multiplican; las gentes se dentifican y me animan hasta el punto de proponer recogida de firmas; el Centro de Iniciativas Turísticas de las Rías Baixas, también se adhiere, Esto, de incipiente cerilla», se ha convertido en una antorcha que hay que mantener llameando hasta que se clausure ¡El juego! Yo-como Rigoli-¡sigo…! -Crisantemos para recordar la augusta paz de los muertos, dalias, azucenas, azaleas nardos, jacintos y narcisos y gardenias de delicado olor; claveles: amarillos, blancos, reventones, de todos los campos, de España; silvestres violetas y rosas de explosivas corolas; • ¡bravas! como las de los versos “do Poeta da Terra” cuando ensalza al magno”espadeiro”; humildes margaritas y “mantos de novia” y…, ¡cómo colofón!: Las simbólicas muestras que anuncian y propagan la feraz y subtropical campiña das Rías Baixas: ¡Las camelias y mimosas! Tenue música de sainetes zarzueleros dejan oír las sugestivas notas de “Nardos”, “Clavelitos” o la “Violetera”. Radiante visión expositiva que daba cálido ambiente al recinto frío y pétreo de la antigua plaza de la Verdura.
Simétricamente colocada y haciendo pareja con la placa granítica que recuerda cuando Su Majestad Católica, Felipe II, mandó construir esta casona, en 1595, había nueva leyenda:
-“Corriendo el mes de San Silvestre del año del Señor de 1977, por decisión unánime de las almas sensibles de “ista Boa Vila” este recinto conocido por Plaza de la Verdura, también se denominará: ¡Mostra pontevedresa das nosas frores!”. ¿Es cierto o no? Muchos no lo creían…
El “destape” se había engalanado como el más escultural cuerpo femenino, de elegantes atuendos y atrayente colorido. Mi amigo el señor portugués, ya podía exclamar: “Isto si é bon. ¡Fora xa, os escangaIlantes carros…!”.
Explosiva admiración y general contento. Las gentes sensibles de la ciudad, deambulaban ¡felices! Hacían el recorrido y paraban, contemplativas, ante los bien diseñados puestos realizados en noble madera del país adosados en las columnas de los pórticos de la remozada y antigua casona. ¡Todo un cuadro del plástico ornamento del fruto floral de los campos y jardines de nuestra tierra! Dibujantes, pintores, y bocetistas, plasmaban en sus lienzos todo aquel enxebre “bodegón”.
Las más satisfechas: ¡las dueñas de muchas familias! Habían olvidado como un mal sueño los codazos apreturas y sinsabores para adquirir en el mercado de abastos estos adornos tan necesarios y cálidos. Ahora, portaban con cuidado esmero, bien conjuntados ramos para lucir en los jarrones de sus casas y darles ambiente agradable y feliz.
Hasta “Los Maristas” y demás comerciantes de la plaza contagiados por el ambiente habían adornado sus dinteles y escaparates, en un permanente “alumbrado” a las filas de esta “procesión”. ¡Exquisita muestra, de lo que es la tradicional sensibilidad pontevedresa para todo lo artístico y cultural!
Las calles de S. Román y S. Sebastián declaradas peatonales, hervían de bullicio ciudadano que tenía su cénit en todo ese recinto.
Los gules, leones y demás alegorías nobiliarias de los escudos brillaban, ahora, mucho más. Eran el fiel contraste de esta película ideal.
Y desde allí, se llegaba felizmente a ¡la Plaza de Méndez Núñez! -como frontera hermana-, Remozado todo su recinto, habían desaparecido cementos y hierros. La piedra lucia las muescas viriles de los cinceles que las habían labrado. Más aún.
El blanco amarillento de las flores y verde fuerte de las hojas del gran magnolio de Soña Sola conseguía ese equilibrio, ¡tan gallego!, de la floresta y la piedra. Todo el rectángulo estaba circundado con cupresos de cuidado recorte, donde se intercalaban cómodos bancos.. Las gentes paseaban charlaban descansaban o se citaban con esa placidez y la ociosa calma de los jubilados, ¡libres de la asoballante presencia de los automóviles! 200 niños…, doscientos…, del colegio ubicado en esta plaza, corrían, saltaban y practicaban toda suerte de juegos a la hora del recreo. La incertidumbre de muchos padres, ante la temible secuela de un posible ¡tétanos !quedaba ya en la lejanía (ya que no hay que olvidar que las ruedas de los vehículos, en su transitar viario adhiere na sus cubiertas los temibles excrementos del ganado, donde se alberga ese mortífero virus, el cual, van depositando, alli, en donde se estacionen con habitualidad).
Los bares, restaurantes, gones, comercios y demás establecimientos de esta artesana zona, lograban un crecido y multiplicado rendimiento de sus negocios. Se había dejado -como trasto inservible- aquella “politica” de mandilón y luz de velas. Los rótulos y escaperales eran más sugestivos y atrayentes. Se contemplaban con tranquilo sosiego. Y ya ¡La calle Real! -Angosta y vieja rúa de mi niñez.
Ay… ¿cuántas veces me haré caído en la fuente de os Tornos…? Libre, ese tro funil pontevedrés. Había dejado de vomitar vehículos y vehículos, a la Plaza de Curros Enríquez, que no hacían más que congestionar hasta la apople- al el centro vial pontevedrés. Pensando concienzudamente: -a mi pobre juicio, la calle Real, ni da fluidez al tránsito automovilistico, sino… ¡todo lo contrario…!
Los sustos y zozobras de los viandantes de esta regia ..ia, habían pasado. Ya no se jugaban el tipo, diariamente al tener que hacer todo a suerte de regates como en una «jimkana»>, (¡qué buen entrenamiento para los jugadores del Pontevedra señor entrenador, se lo sugiero) sosteniéndose en las mini-aceras o dando el salto -con agilidad felina- al portal de turno, para esquivar el “cuernazo” del temible toro de cuatro ruedas… más…!
El pobre cronista, no cabía en sí de gozo: ¿Sería verdad…?: Se pellizcaba, para saber si está despierto o soñaba.
-¡Sí… “mecachis en la mar…”:No fue pellizco lo que me devolvió a la tremenda realidad. Era…: ¡Agudo bocinazo de airado conductor, con la siempre frase “amable”: “¿Estás dormido, o qué?
Palpé la triste verdad:
-Sí, home sí… ¡Estoy o qué…!
8 JUNIO 1978. CONCURSO EN DISCOTECA SHIVA.
6 ENERO 1980 DIARIO DE PONTEVEDRA.
PONTEVEDRA. (D. P.)
Los comerciantes de la Zona Peatonal, a la especta tiva de lo que al fin decida el Pleno Municipal sobre la propuesta de la Comisión Mixta, se encontraron aye con un inesperado “folklore”, precisamente en la zona de la Plaza de Méndez Núñez. Por la mañana, aparecieron unos cuantos vendedores ambuaintes, con los vehículos de transporte de su mercancía, dispuestos a establecer allí un mercadillo. Los industriales de aquel sector, molestos por tal hecho, parece ser que acudieron a la Policía Municipal, y durante la mañana, el orden se mantuvo en la Plaza. Pero, según nos informan, en las primeras horas de la tarde, los ambulantes comenzaron a instalarse definitivamente, a concurrir con sus vehículos, absorviendo materialmente todo aquel lugar, aparte de lo que supone de vulneración de las normas de la Zona Peatonal, que los diariamente afectados vienen cumpliendo rigurosamente. Por eso protestan y culpan, no a quien trata de ganarse la vida, sino a quien tolera esa anomalia, considerando por otra parte que, sin se tratase de un mercadillo especial con motivo de Reyes, pudiera haberse llevado a la Plaza de Barcelos. Lo cierto es que el espectáculo se mantuvo hasta entrada la noche, quizá porque iba a pasar por allí la Cabalgata. Los afectados, aparte de la exposición de tales hechos, nos proporcionaron el documento gráfico que acompaña al comentario.
DIARIO DE PONTEVEDRA, 26 DICIEMBRE 1981
El “palacio” de los cismas histórico- monumentales
Un casón de la plaza Das Galiñas, amenazado de ruina
PONTEVEDRA (D. P.)
La Plaza de Méndez Núñez-antigua Plaza das Galiñas, según el astro popular: praza da Herba, según especialistas de la toponimia urbana, y Plaza de Muruais, en denominación de otros es una zona que genera criterios diferentes en relación con su tratamiento y ordenación urbanistica y arquitectónica.
La mayoría de las divergencias proceden de haberla convertido en aparcamiento de vehículos automóviles, que no solo han deteriorado el pavimento de la plaza, sino que la presencia del «latón multicolor> perjudica el conjunto histórico-artistico de esta parte de la ciudad, aunque, realmente, no sea uno de sus rincones más característicos.
Todas las actuaciones urbanísticas en la Plaza de Méndez Núñez -nombre que se deriva del caserón que se levanta en este recinto-, están reguladas por la normativa del recinto histórico-artístico (zona monumental), y sobre todo influidas por la existencia del edificio en cuestión, a quien se le adjudica un valor arquitectónico que no se corresponde ni con su aspecto general, ni con su construcción. Y menos aún, con los «pegotes», adiciones, que se observan sobre su tejado, ya que estos postizos, son verdaderos adefesios que no se debieron autorizar en su día.
En la obra de fábrica del edificio, no se advierte que haya cualquier muestra de una delicado y valioso trabajo de cantería, pues tanto dinteles de ventanas como de puertas, son dibujos sobre un material distinto y más ductil y maleable que el granito. Incluso el escudo con las armas de Méndez Núñez ha sido labrado en piedra; al menos, eso aparenta desde el plano inferior en que puede contemplarse.
Es un caserón que merece ser reconstruído y decentado. Pero para restaurarlo en su primigenia fabricación, habría que «desnudar» su fachada, rasparle y quitarle la llana que se le colocó encima y dejar la piedra, tomada y encintada, al aire. Tiene un cierto «sabor» -que no antiguo, ya a el edificio data de época reciente, menos de 150 años- la orfebrería forjada de los balcones y las rejas de las ventanas, aunque caso aparte y especial, merece la galería de madera que da al jardín del inmueble, que sí sería penoso acabase destruída por la erosión de los temporales. No cabe duda que el Palacio Méndez Núñez, como se le conoce -si bien la denominación de «palacio» es demasiado ampulosa y vanidosa, siéndole más adecuada el de caseron-, ha de ser objeto de preocupación por parte de los responsables del Patrimonio Artístico en el orden de que debiera protegerse su rescate y restauración, bien en base a un expediente expropiatorio para destinario al fin que se planifique, bien con subvenciones a sus propietarios. Mantenerlo en su actual estado, es condenarlo a una ruina más o menos inminente.
Y lo que pugna con cualquier actuación en ese sentido, es esa política artístico sublimal del,perro del,hortelano: ni hacer, ni dejar hacer, hasta convertir el caserón de la plaza de las Galiñas, en el “palacio de los cismas”.

CARTAS AL DIRECTOR. 23 JUNIO 1982
UN POSTE REPETIDOR QUE NO REPITE
Distinguido amigo:
Como tantos otros pontevedreses recurro a Vd. en la seguridad que su comprensión y paciencia harán posible que, una vez más, una queja colectiva vea la luz en las páginas de «Diario de Pontevedra».
Y, aunque, como ya es tradicional, no sea recogida por aquel a quien corresponde su solución, nos queda el consuelo de hacerla pública para vergüenza (si la tuviere) del responsable.
En la Cadena S.E.R. se decía el otro día que en Camerún no habían podido ver, pese a la espectación producida, las hazañas de su equipo representativo en el actual Mundial. Porque en Camerún no hay todavía Televisión. Pues Pontevedra, como Camerún, en grandes zonas de la ciudad quedamos sin poder ver los partidos transmitidos a las 9 de la noche.
Estas deficiencias cuya solución había sido ya reclamada por los vecinos hace unos meses en la Delegación de Cultura, que amablemente nos atendió e hizo todo lo posible por su solución hasta llegar a hacerse público que el organismo responsable del Tente Público TV.E. en Galicia estaba colocando un nuevo poste repetidor precisamente para atender a la demanda durante la celebración del Mundial.
Un poste que, en definitiva, resultó como los buenos estudiantes que de repetidor nada. En resumen, señor Director, una tomadura de pelo a los pontevedreses, Pontevedra y lo que es peor, que incluidos en la burla quedan nuestros invitados de honor: recepciones en el Ayuntamiento, discursos, atenciones, etc. que sin duda la zona más afectada es Zona Monumental y en la Zona Monumental está el Parador de Turismo y en él los futbolistas italianos. Nuestros invitados. Que el día 23 esperaban en salón de televisión del Parador la retrarmisión del partido Brasil-Nueva Zelanda de máximo interés para ellos, ya que Brasil será su próximo adversario en la segunda fase, a jugar en Barcelona. Espera inútil, la transmisión fue de tal calidad que imposible ver nada.
Ahora está muy al día: dar imagen presentar imagen. ¿Qué imagen hemos dado en este aspecto? Sin duda una imagen como la de la pantalla: rayados, interferencias, pérdida de visión, franja colocaradas… una delicia. No obstante el sonido llegaba bien -como en Camerún- donde la voz del locutor llega por radio. Ayer, 24, se volvió repetir el fenómeno y así seguiremos…
Sin comentarios, señor Director, los comentarios sin duda los habrán hecho nuestros huéspedes.
Muy agradecido le saluda atentame
JOSE BUELA
AÑO 1991
17 NOVIEMBRE 1991.
LAS CALLES DE PONTEVEDRA. (Por Pepi González)
Plaza de Méndez Núñez.
Castro Méndez Núñez, nació en Moaña (Pontevedra), aunque muchos dicen que nació en Vigo, en el año 1824, en el seno de una familia gallega de honda tradición militar.. En 1841 embarcó en el “Nervión” y al año siguiente viajó a Fernando Poo, ascendió a alférez de navío, aunque no tenía la edad requerida. En el “Isabel II” y el “Volador” se encargó de la instrucción de los guardias marinas. Realizó muchos viajes, y en 1861 fue a Filipinas donde llevó a cabo una de las más brillantes hazañas navales, arrebatándole a los piratas de Mindanao el mando del fuerte, por este hecho fue ascendido a capitán. A su vuelta a España lo ponen al frente o al mando de la fragata “Numancia”, (en el Museo de Pontevedra está una reproducción de su camarote y una sala dedicada a este ilustre marino). La “Numancia” tenía que realizar la navegación más larga y peligrosa hecha hasta entonces por un barco de su clase. Nadie al verla en Cádiz el 4 de febrero de 1865 pensaría que iba a ser la protagonista de la más importante acción naval española y el primer acorazado que daría la vuelta al mundo. La Escuadra que se dirigía al puerto de Callao iba al mando del Almirante Pareja, pero éste su suicidó, pasando Méndez Núñez a tomar el mando de la escuadra y él y su fragata unen sus nombres a la famosa batalla. Esta valiosa acción le supone ser ascendido à teniente general pero rehúsa el cargo en un modesto oficio diciendo que para ser útil a España no hace falta, sólo, ser ascendido por el gobierno, sino también por la opinión de los españoles. En 1872, el gobierno, reconociendo sus muchos méritos, otorgó a su familia el marquesado de Méndez Núñez. Tenia 35 años cuando murió, estuvo enterrado en Vigo hasta que en 1883 pasó al panteón de Marinos Ilustres en San Fernando (Cádiz). Sus restos fueron llevados en la fragata “Libertad”. La plaza de Méndez Núñez se encuentra en la zona antigua de la ciudad, y alli hay una casona con un arco que atraviesa la calle. En uno de sus muros hay la siguiente inscripción:
“En esta casa vivió/ el almirante español/ don Castro Méndez Núñez/ Heróico vencedor del Callao/ y en ella murió el dia/ 21 de agosto de 1869”. El ayuntamiento de la ciudad, le dedica en 1929 este recuerdo de perpetua admiración.
9 ENERO 2010. LA VOZ DE GALICIA.
«Mi patria son los libros que he leído»
La escritora pontevedresa, cuya última novela llevará al cine Michael Mann, rememora en la plaza Méndez Núñez «el espacio» de su infancia.
Cuando Susana Fortes pisa la plaza Méndez Núñez, aún resuenan en su mente las cantinelas de la Enciclopedia Álvarez, porque como recuerda, en los sesenta «se aprendía todo cantando». Ella estudió en la ACADEMIA HELENES, ubicada en este entorno, cuyo responsable era José Buela. «Incluso la ortografía la aprendíamos cantando, con ejemplos como el de El verbo volar se escribe con v, menos don José, que se escribe con b», sonríe.
Quién iba a decirle entonces, cuando fantaseaba en los recreos y se montaba sus «películas» mirando ensimismada el magnolio de la casa de los Muruáis, y mientras su sed de aventuras se acrecentaba con las historias que su padre, el historiador Xosé Fortes le contaba sobre aquel lugar, que un día Hollywood iba a llamar a su puerta para llevar al cine una de sus propias historias, la que ideó para reivindicar las figuras de los fotógrafos Robert Capa y Gerda Taro. Mientras la Columbia ultima la producción de la película que sobre su novela Esperando a Robert Capa dirigirá Michael Mann, la escritora pasó unos días de vacaciones en su Pontevedra natal, que añora desde su residencia en Valencia «porque toda la gente que más quiero vive aquí», pero en la que no se ve de regreso definitivo, a pesar de que reconoce que es «más abierta y habitable».
«Mi espacio de la infancia está en esta plaza -comenta-, pero no tengo de la juventud, porque me fui de Pontevedra con 16 años a estudiar a Santiago y ya prácticamente no volví». Sus recuerdos son muy intensos en lo que se refiere a su rincón, la plaza de Méndez Núñez. «Tengo la teoría de que los lugares donde ha ocurrido algo, donde se ha juntado gente interesante, crean aura -explica en referencia a la casa del arco-. Y creo que el ambiente de esa casa flota en la plaza. Era la tertulia más novedosa, la de los modernistas, con los hermanos Muruáis, los Ulloa, Said Armesto o Valle-Inclán. Que además eran chicos malos… Todas esas revistas francesas de la época parisina de Toulousse Lautrec tenían las fotografías de bailarinas de piernas largas, que para la Pontevedra de la época era un escándalo. Todas esas conversaciones, esas broncas, esa vidilla, queda en los lugares».
Con esa Pontevedra de principios del siglo XX y con Valle tiene saldada su deuda literaria, a través de El azar de Laura Ulloa, en la que la ciudad se convierte en Vilavedra. Recuerda además que el autor de Luces de Bohemia siempre le fascinó, desde que ya en su época de instituto (el Valle-Inclán) iba a casa de uno de sus nietos, Pancho, a merendar «y veía sus fotos con los zapatos bicolor y las barbas de chivo; tenía una estampa impresionante».
Durante la adolescencia sufrió la experiencia de ver a su padre encarcelado por fundar la Unión Militar Democrática (UMD). «Fue difícil, porque en casa no entraba un duro y hubo una sensación de control, de que no nos querían… -recuerda-. Pero también hubo la contrapartida, gente que se portó muy bien con nosotros. Éramos unos críos y eso nos ayudó también a curtirnos y a crear un sentimiento de hermanos. Una experiencia como esa te prepara para la vida, porque en la vida pintan bastos muchas veces». «En el último año de instituto, en 1976, hicimos la primera huelga de alumnos por la amnistía de presos. Fue un éxito, con los alumnos de COU del Valle-Inclán y el Sánchez Cantón». Aquello estuvo a punto de costarle un expediente, «pero todos los profesores me echaron un cable». Cita a Manolo Domínguez, Andrés Vilán o don Marcelino, de Filosofía, «que no era precisamente de izquierdas, pero todos se portaron muy bien».
Hacia la enseñanza -aunque reconoce que es «una relación de ida y vuelta» sobre todo ahora por su faceta de escritora-, también enfocó su trayectoria después de estudiar en Santiago Historia y en Barcelona la especialidad en América. Aunque sigue siendo crítica con la forma en que se enseña esta disciplina en España. «A qué olía la Revolución Francesa yo no lo averigüé hasta que leí El siglo de las luces -señala-. Fue el descubrimiento de que la historia de verdad estaba dentro de las novelas, no de los libros de historia, y entonces me fui decantando hacia la literatura, pero como lectora». Este año, para ella el curso ya ha acabado, porque los compromisos editoriales de Esperando a Robert Capa le llevarán a Brasil, Milán y Moscú. Antes ha vivido en ciudades como Florencia, Londres o San Francisco. Y, como dice, «en todas partes he buscado hacer mi casa». Por eso huye de dogmas como el que considera escritores gallegos solo a los autores que escriben en la lengua autóctona. «Escribo en la lengua que me comunico y en la que leí; a esos efectos, mi patria son los libros que he leído», señala.
9 AGOSTO 2011. BLOG VELLAPONTEVEDRA (JOSÉ VALERO)
LA ACADEMIA CERVANTES.
Mi colegio, el de mis hermanos, el de muchas generaciones de pontevedreses. Aunque eran años díficiles, para algunos, tengo buenos recuerdos de la Academia Cervantes en la Plaza de Méndez Núñez, donde también estaba el colegio de Buela. Era un centro como los de antes, una vivienda, donde sus clases las conocíamos como el salón, el cuarto pequeño, el cuarto oscuro, la cocina, la galería, el pasillo, donde muchas veces he estado castigado de rodillas con los brazos en cruz, y por último la clase de la profesora Raquel, la de parvulitos. El colegio también hacía de pasantía y venían muchos chavales de los institutos a clases de apoyo. Por ahí andaban los amigos de la clase, que ibamos pasando de curso, los Eugenio, Vilaboa, Jose María, el de Jomafer, José Manuel Janeiro, Paleo, Benigno, Miguel y su hermana Loly Pedras, José Luis Ponte, Diego, Juan Antonio Juncal, el de los ultramarinos; Sánchez Barba, Sánchez Dios, Marivi, Pilar Hermida, la de la joyería, Lourdes, Jacome, Casares, a la que veo casi todos los días en la farmacia de la calle Echegaray, Angeles y alguna/o más que, desgraciadamente ya no recuerdo. Aquellas clases, donde se estudiaba cantando, “España limita al norte con el mar cantábrico…” Las tablas de multiplicar, que competíamos con los alumnos del colegio de “Buela” que estaba al lado, haber quien gritaba más. Los recreos de la Plaza Méndez Núñez que se juntaban los dos colegios y había cientos de niños. La tienda de “Juanito” y su mujer, que estaba en la esquina de la plaza y al que volvíamos loco en los recreos comprando los regalices, las napolitanas y los caramelos de pataco. Los bocadillos de pulpo, cuando el presupuesto lo permitía, en “La Cañiza” a cinco pesetas y los de chorizo de Pamplona, en la tienda que había en la calle Real enfrente del Ultramarinos de Rios.
Los profesores, el que mandaba en todo, el Director, Manuel Abalo Alfonso, Don Manolo, como le llámabamos y que daba las clases de Política, su sobrino, Jose y su mujer que también daban clases, el profesor de Literatura “Chambriñas”, el de Geografía e Historia, Don Alonso, que una vez dejó el colegio, fue profesor de Autoescuela, el de Física y Química y Matemáticas, Don Santiago, la última vez que lo vi, estaba en la secretaría del instituto A Xunqueira II, la profesora de Francés, La Madame, el de Dibujo, profesor Sdmith, recuerdo que también de vez en cuando nos daba clases de religión el cura de San Bartolomé, Don José Gigirey y sobre todo, la profesora Raquel, la primera maestra cuando llegábamos al colegio, la que nos enseñó a leer, a contar, a escribir en aquéllos cuadernos de Rubio. Ya han pasado muchos años desde que dejé el “cole” pero en mis recuerdos siempre estará la profesora Raquel, la maestra de parvulitos.
16 ABRIL 2013, del blog vellapontevedra.
La Plaza de Méndez Núñez se llenaba de chavales en las horas del recreo, entonces había colegio por la mañana y por la tarde y la que fuera antigua plaza del pan se convertía en un hervidero de niños y niñas jugando a través de los coches aparcados. En esa plaza, donde está ahora la estatua de Valle Inclán, cuando nuestra “economía” lo permitía comprábamos los bocadillos de pulpo en La Cañiza y de calamares un poco más arriba en el “Stop” a diez pesetas, algunos aprendimos de memoria los ríos de España, que nos daba el profesor de Geografía Don Alonso, o nos volvíamos locos con las “formulas” de química de Don Santiago, rivalizábamos con nuestro colegio “enemigo” el de Buela a ver quien cantaba las tablas de multiplicar más alto y las podían oir en toda la plaza o como casi siempre, llegada la primavera, todos los sábados arreglábamos “nuestras diferencias” con los partidos de fútbol entre las dos Academias en A Xunqueira o en el Estadio de la Juventud.
Los que allá por finales de los sesenta y comienzos de los setenta íbamos al colegio de Cervantes o al de Buela recordamos muy bien a Juanito el de la tienda, siempre con su bata azul. Esas colas ordenadas que se producían a la salida de los recreos y que se formaban en la entrada del negocio que tenía junto a su mujer Tita. Allí nos aprovisionábamos con aquellos bocadillos de chorizo o salchichón que muy “finamente” nos cortaba el tendero o con aquellas galletas napolitanas azucaradas que casi medían medio metro y que eran toda una delicia. Que paciencia tenía el bueno de Juan cuando allí nos juntabamos muchos de los rapaces de los dos colegios y llenábamos su pequeña tienda. Recuerdo muy bien aquel escaparate que daba a la calle César Boente, la bajada a la Plaza del Pescado, tenía atiborrada su entrada con frutas y hortalizas y siempre, siempre, aquella caja redonda donde tenía el pescado ahumado o el bacalao. Desgraciadamente Juanito ya hace un par de años que nos dejó y ya sólo nos queda recordar aquéllos buenos momentos.

13 FEBRERO 2016, del blog callesdepontevedra.
LA PÓLVORA. Pontevedra 1963.
En esa época los niños de doce años que íbamos al Instituto, solíamos “repasar” en unas academias que en Pontevedra les llamaban “pasantías”. Al salir del instituto solíamos tener media hora para jugar, comprar una granada en la tienda de Juan, o comer un bocadillo de atún con pimiento cuando había disponibilidad económica.
La academia de Don José Buela, llamada Academia Helenes, estaba en el corazón del Casco histórico compartiendo plaza con otra: la Academia Cervantes. En casi todas las plazas había una pasantía. Y en cada una se desarrollaba un grupo de golfos. Debió suceder algún milagro para que todos ellos, pasada la sesentena, puedan ser considerados un ciudadanos normales y estén enteros.
Fueron aquellos años cuando efectuamos el descubrimiento de la pólvora. En las tiendas se vendían petardos y cohetes de poca potencia, pero mis amigos Manolo Barcia, Juanjo Torres y algunos otros tenían inventiva, querían algo más artesanal: Hacer un cañón. No recuerdo quien, pero alguien trajo pólvora ya mezclada, como un kilo en un cartucho de papel. Con una punta se le hizo al extremo inferior del bastón de un paraguas un pequeño agujero. El orificio donde irían ancladas las ballenas era la boca del cañón. La cureña era un trozo de ladrillo. Vertimos la pólvora en el tubo de hierro, la atacamos con un palito y a continuación hicimos una bola/bala de papel que atacamos con palalito de nuevo. Como no nos fiábamos de nuestro armamento decidimos hacer un reguero de pólvora desde el portal donde estaba situado el “cañón” calle arriba , que hoy descubro que se llama Marqués de Aranda, hasta la siguiente esquina. Una cerilla ¡Fuego! La pólvora fue ardiendo hasta la culata del cañón, hizo Pssss y ¡Puf! la bala de papel salió ardiendo hacia lo alto, en perfecto tiro parabólico. La pólvora daba olor de batalla, su humo cegaba la calle. Estábamos eufóricos, saltando por el éxito. Soy de “prêt a porter”. Siguiendo mis malos instintos compré cohetes con el dinero de dos días de bocadillo. Probamos varias experiencias para lanzamientos espaciales y quedaba un cohete. Subimos a clase y estuvimos un tiempo solos, D. José estaba enfermo, era finales de primavera y hacía calor. El balcón estaba abierto y yo sentado a su lado. Decidí comenzar un ataque al exterior. Un grupo de hombres salía de la taberna de abajo. Encendí el cohete y traté de tirarlo entre los barrotes. Un error de cálculo artillero hizo que el cohete chocase contra uno de ellos y siguiendo una extraña vocación académica, entró en el aula y explotó al lado de una bombilla. El estruendo atrajo a los desocupados, en la clase profesores y alumnos de otras llegaron el tropel, preguntando que había sucedido. Nadie dijo nada. Entró D. José en pijama con bata de casa, creyendo que alguien había disparado a su mujer, pues había oído el estruendo desde la casa de enfrente, donde vivían.
-¿Que pasó aquí? Me levanté.- Fui yo, tiré un cohete por el balcón y volvió.
Me cayeron dos hostias.
-Recoje tus cosas y vete, quedas expulsado.
Esperé a que saliesen mis compañeros, me preguntaron que iba a hacer, contesté que aún no sabía. Al día siguiente al salir del Instituto no fui a la “pasantía”, me fui a casa (4.5 Kmts.) y se lo dije a mis padres. Mi padre me dio otras dos hostias, se montó en la Vespa y fue a pedirle cuentas a D. José del hecho de expulsarme sin decirle nada a él. Al llegar el Sr. Buela le dijo que no se preocupase que estaba readmitido. Y es que ese mismo día apoyados por sus padres ninguno de mis compañeros fue a pasantía y una madre se atrevió a decirle que si no entraba yo no volvía ninguno. Volví pero nada fue igual, aquel día empecé a ser solidario y continué siendo socialmente peligroso.
AÑO 2022
27/11/2022. En una votación celebrada con los miembros del grupo de wasap, el profesor más valorado fue D. Ignacio (8) seguido de Pepy G. Clavijo (5) y en tercer lugar Juan Cuevas (2) Ángeles Estévez (2) Tati Buela (1)
AÑO 2023.
El 2 de Abril de 2023, se publicaba en el Diario de Pontevedra un artículo relacionado con la plaza de Méndez Núñez.
AHORA LAS TERTULIAS SE CELEBRAN EN LAS TERRAZAS. (ALBA GARCÍA)
► El modelo de ciudad implantado en el año 1999 en Méndez Núñez provocó un cambio radical en la zona, la cual pasó de ser un gran aparcamiento público a convertirse en el epicentro de la hostelería.
PONTEVEDRA. Olvidadas han quedado para muchos las imágenes de la plaza Méndez Núñez convertida en un gran aparcamiento de coches, pero lo cierto es que aunque algunos no lo recuerden, no hace tanto de aquella época. Su gran transformación comenzó en el año 1999, convirtiéndose así en uno de los primeros lugares en los que se implantó el actual modelo de ciudad. La eliminación del tránsito de vehículos por la que apostó el Concello, liderado por Fernández Lores, provocó un cambio de rumbo en la plaza, situándola en el epicentro del ocio pontevedrés gracias a sus amplias terrazas. Antiguamente era conocida como la Praza da Herva, denominación que, en palabras del historiador Juan Juega Puig, se le otorgó por el hecho de encontrarse fuera del primer recinto amurallado de la ciudad, siendo así un lugar adecuado para la celebración de los mercados. De hecho, popularmente se conocía también como la plaza de las gallinas, debido a que en ella se realizaba la transacción de este tipo de aves.
Con el paso del tiempo pasó de ser una zona descampada para la celebración de los mercados a convertirse en el lugar por excelencia del intelecto. Primero, por su cambio de nombre. El almirante Casto Méndez Núñez fue conocido como el héroe de El Callao por su gran aportación a la Campaña del Pacífico. Vivió y falleció en la casa del arco que preside esta plaza, lo que justificó su cambio de denominación el 31 de agosto de 1875. Más tarde, y por iniciativa de Jesús Muruais, este edificio albergó una importante biblioteca, con más de cuatro mil volúmenes, periódicos y revistas, además de poseer la mayor colección de literatura francesa de toda Galicia. En este espacio fueron famosas también las grandes tertulias de la época, en las cuales participaba Valle-Inclán. Justamente por ello se decidió instalar su escultura en el año 2003, obra de César Lombera. En esta casa también vivieron los Crúu y los Montenegro y, desde el año 1987 es un centro destinado a personas con discapacidad intelectual. La asociación Virgen de La O desenvuelve aquí su actividad. Pero más allá de ser uno de los motores culturales de la ciudad, esta zona siempre se caracterizó por la parte comercial. Aquí hubo negocios dedicados a la moda como Antón o Ernesto Filgueira. Este último establecimiento, de venta de paraguas, abrió en el año 1967 y estaba situado en el número 17, donde hoy hay una zapatería infantil: Las Merceditas de Iria. La tienda de Filgueira echó el cierre en 2018 por la crisis y por falta de relevo.
En esta plaza también se instaló en los años 70 el local de arreglo de relojes de Pacheco, que ocupó el puesto de la zapatería Manolo. Y aunque en la actualidad continúan dos comercios, la actividad dinamizadora de la vida de esta plaza es, sin duda, la hostelería.
BARES. Además de los comercios históricos, como el Bazar de juguetes Reguera, en esta zona también han convivido los mejores locales de hostelería de toda la ciudad. Desde A Cañiza, donde eran populares sus tapas de oreja, pasando por otros bares como Qué o A taberna do pincho, y terminando con el inolvidable bar Universo, que desde 1987 se convirtió en el refugio nocturno de cientos de pontevedreses. Y a pesar de que ninguno de estos establecimientos permanece en la actualidad, sí que hay algo que continúa, su esencia, la cual permanece intacta gracias a las nuevas generaciones. El bar veterano de la zona es actualmente el Chirala, situado en la parte baja de la plaza, en la calle Sarmiento. “Abrimos en el 2012 y en los 11 años que llevamos aquí, la plaza es la misma, solo cambió el nombre de los locales», explica Hugo Urtaza, copropietario junto a Manuel Vázquez.
“Este es un punto de encuentro social donde la gente se reúne y disfruta de la zona vieja de Pontevedra, de las terrazas y del buen ambiente que hay. Esperamos que siga así muchos años», añade. Junto a este local, está situado otro de los más emblemáticos del casco viejo, La Botica, que en agos- to del 2015 ocupó el bajo en el que anteriormente estaban los bares A Cañiza, Qué o El Trueque.
“Teníamos otro local en la calle San Julián y decidimos cambiarnos para aquí siguiendo la misma línea de negocio pero cambiando la forma de llevarlo. Yo ya conocía la zona porque mis abuelos habían tenido un comercio de ropa en los años 50, y decidí trasladarme. Tiramos el local que había abajo y se volvió a hacer prácticamente de cero», afirma su propietario, José Gómez, que también recuerda aquellos años en los que «mis abuelos y mis padres aparcaban aquí el coche y no había terrazas, solo algunas interiores». Y sin duda, si se habla de hostelería en este zona, nadie pasa por alto el otro establecimiento que preside esta plaza: La Gramola. Este bar, que abrió en el 2014 ocupando el lugar del bar Universo, es un referente en la ciudad gracias a su buen ambiente y sus populares conciertos en directo. Además, su dueña, Marta González, también se puso al frente en el 2020 del otro bar que hace esquina entre las calles Sarmiento, Don Gonzalo y César Boente: el Carallo29. Todos estos locales han sido capaces de convertir esta plaza en el epicentro del terraceo en Pontevedra.
ANÉCDOTAS E RECORDOS DOS ALUMNOS E ALUMNAS QUE PASAMOS POR BUELA:
1- Al llegar por la mañana a clase teníamos que dejarle la ficha 📋 para corregir a Don Ignacio 👨🏫 Los chavales llegábamos un poco antes de las 9 y debajo de los soportales 🏛️ unos llegaban con la ficha 📋 hecha, otros a medias y otros la tenían sin hacer y allí el copieteo era el pan nuestro de cada día. Para evitar que se copiase Don Ignacio aparecía mucho antes de abrir el colegio y controlaba incluso los alrededores incluyendo los portales.
2- Eu todos os recordos que teño de Buela son de hóstias 🤛🏻sin parar de D. Ignacio 👨🏫e de D. Carlos 🧑🏻🏫 que non as levaba eu, vía como as levaban os outros, quedarme castigada desde sexto de primaria ata octavo, de cinco e media a seis e media, todolos días, porque D. Ignacio 👨🏫dábame tanto medo 😬e non era capaz de darle a lección📗📗
3- Una vez D. Ignacio 👨🏫venía de una clase todo enfadado, al entrar a la siguiente aula, estaba uno de los Pereira 🤣 haciendo ruido en su mesa y silla , yo estaba sentado al otro lado y de repente veo como D. Ignacio 👨🏫coge impulso y volando por encima de las mesas, con el brazo extendido 💪🏻le sacudió por atrás en toda la cabeza un hostión de cuidado! 🙇🏻♂️
4- Recordo estar sentada 🪑sempre desde as tres menos cuarto 🕰️ ata as tres e média, a partir de sexto, (nesa época había falecido meu avó e xa eu viña no autobús 🚌desde a Seca) ao chegar 🧍🏻♀️sentaba debaixo dos soportáis 🏛️donde había unha tenda 🏠de papéis pintados e de pinturas, alí esperaba as compañeiras👩👩👧👧
5- Recordo a muitos compañeiros, dos de Campelo 🏘️que levaron tundas a saco.
6- 😜 jajaja, recordo as clases de gimnasia 🤸🏻que eran de coña, porque non tiñamos clase de gimnasia 🏋🏻o que facían era levarnos o pabellón de deportes a andar 🏃🏻e o chegar alí saltábamos na cama elástica e o pouco rato, ala, de volta 🏃🏻♀️para o colexio, porque xa había pasado a hora jajaja 😝.
7- Eu polo menos, nunca tiven clase de plástica ✂️nin de música 🎼e nin de dibuxo 🧑🏻🎨é claro, o chegar o instituto, todo eso cateino 👎🏻claro, porque non tiña nin P… idea😥
8- O mellor recordo foi as amistades 👭que fijen en Buela, unhas amistades mui boas, pero o que é o colexio, con perdón, foi unha mierda 💩cobrar cobraban 💶💷a dios, pero foi unha mierda 💩paséi alí toda a miña vida, desde os seis anos hasta os trece, casi catorce, a verdade, en fin, non é o mellor recordo da miña vida.
9- Una vez D. Carlos 🧑🏻🏫se pasó de lo lindo con unos alumnos 👬que venían a pasantía, fué demasiado, puso a toda la clase encabronada. D. Carlos 🧑🏻🏫había comprado un coche 🚗unos días atrás, creo que era un Seat 850, unos cuantos alumnos de los que iban a clases particulares, sabiendo donde lo aparcaba (en la plaza que había en dirección al bar 🛑Stop), ese día se lo pusieron fino filipino.
10- Pois mira, o feito de ter tanto medo a D. Ignacio 👨🏫 é a D. Carlos 🧑🏻🏫 eso frustoume muito, lembrome de unha anécdota de D. Carlos (que era un cabron, que se burlaba de todo dios) na que estando en séptimo, naquela aula grande que había, que era donde quedábamos castigados pola tarde con D. Ignacio, a que daba aos balcóns de Méndez Núñez, eu estaba na cuarta fila, a man dereita, é o tipo con un papel arrugouno todo e fixo unha boliña, e dixome: Oye tú, lanza este papel y si lo encestas en la papelera 🗑️no te quedas castigada, sino, estás castigada, eu cagaba por min.
Eu contestéille: pero…no voy a ser capaz de encestar en la papelera D. Carlos, está muy lejos (eu estaba xa 😢 chorando)…é o tipo comenzou a escojonarse de risa é a burlarse de min, a decirme: Tú eres idiota niña, tú eres idiota, lanza el papel , eu lancéi o papel, por suposto que no metin na 🗑️ papelera y entón seguín chorando 😢 cada vez máis y o tipo decindo que era idiota e despois de reírse de min un bo rato e ver que non paraba de chorar 😢foi cando me aclarou que non iba a quedar castigada, que era unha tontería, unha broma, a min ese recordo durante muitos anos me frustraron muitíssimo, daquela eu era unha nena asustadiza, non era coma fun despois, daquela tiña medo por todo, era bastante enfermiza, mui 🫤 insegura e supoño que o que me facían incrementaba a que fora así mais ainda.
Menos mal que co tempo, alguén me enseñou que as cousas non tiñan porque ser así e cambiei radicalmente, ainda así, costoume muito traballo.
11- Yo tengo un recuerdo de cuando estaba la tienda de Reguera, un día tenían en su escaparate una oferta, los platos 🍽️ a una peseta, no lo pensamos dos veces, allá fuimos y comenzamos a comprar platos, otros ni los compraban, los cogían, éramos tantos que no podían controlarnos 🤣 jajaja, la que se armó en la plaza! Anduvimos a platazos con los de Cervantes jajaja 🤣. Aquello quedó con todos los platos hechos añicos por la plaza.
12- A D. Ignacio 👨🏫 tiñalle tanto medo que cando collía o bus da dúas e média, antes de entrar no 🚌 bus, vomitaba toda a 🥗 comida, debido o medo que me daba pensar que tiña que ir a clase con D. Ignacio, mira ti os recordos que me trae Buela, manda cojones. Por certo, mira si D. Ignacio me daba medo, que pasados xa muitos anos, muitos, iba a entrar nun caixeiro da Caixa de Aforros, salía él, pois mira ti, que me puxen tan nerviosa que din volta é marchei.
13- Todas las mañanas jugábamos en las calle más estrecha al fútbol ⚽️aprovechábamos las columnas que nos servían de porterías, la pelota que usábamos era las de los zapatos gorila🥾
14- Do profesorado que recordo son a profesora Sara 👩🏻🏫 que a tiven en segundo de primaria, era mui boa, Mary 👩🏼🏫 a Filla de D. José, que era…,á profesora Oliva 👩🏫 que estaba coma unha caldereta…
A profesora que nos daba inglés ( que ainda a vexo hoxe en día), unha muller mui riquiña (a profe 👩🏻🏫 Clavijo) mui riquiña, a D. Manuel Castejón mui boa persona e bo 👨🏫 profesor, Clara Buela, boa profesora de lengua e literatura, pero un pouco cabrona, é o de D. Ignacio e o de D. Carlos, eso non tiña nome. Tamén recordo a Tati 👨💼o fillo de D. José Buela 👨🏼💼que me dou clases durante un tempo, en naturales era mui bo, era boísimo, porque lle gustaba o que facía e notabase, pero a verdade, nese colexio non aprendin nada. Tamén che digo, que a muitos dos de agora, tendrían que pasar por alí.
15- Yo tengo en mente las dichosas fichas 📋cuanto dinero ganaron con la venta de fichas, había que estar comprando fichas para todo.
16- Recordo de xogar a polis 👩🏻✈️ e cacos 🥷🏻no recreo, pola praza de Mendez Nuñez, entre os coches alí aparcados, daquela estaba a Praza chea deles e non nos pasaba nada, tamén recordo cando nos comunicaron da morte de Franco, eu estaba fora, arrimada a ventana da librería 🖍️📘 Cao, e de repente comenzaron a decir que morrera Franco, que morrera Franco, eu cajei por min, pensei, hóstia, ajora vai vir unha guerra e xa estaba esperando o momento que viñera a guerra 🤣 foi unha anécdota que sempre a recordo.
17- Eu tiña un compañeiro 🧑🏻💼que os pais tiñan un posto de carnicería 🐷na Praza de Abastos, a hora do recreo íbamos ós dous a buscar o bocadillo de chourizo 🥖que nos tiñan preparados, que bo estaba😋
18- Un ano veu un novo mestre de inglés 🧑🏼🏫, buah neno, dounos unha chapa nese ano que non vexas, sólo facía falar (en castellano) sobre os artículos, acentos etc., tiñamos que ✍🏻 escribir todo o que nos una decindo, pero era un inglés que non tiña nada que ver co anterior que nos habían dado, era un inglés creo de Canadá, en resumen, que cando chegamos o instituto non sabíamos 👎🏻 nada.
19- Unha anécdota que sempre recordo era cando íbamos a de Ríos a polo bocadillo 🥖 de bonito con. Que bo estaba ! É tamén da pasa 🥃 e os 🥜 manises que nos poñía o señor Ríos naquel reservado que tiña o fondo. Cantas lle temos feito ! Jajajaja.
20- A la hora ⏰ del recreo íbamos al recreo a buscar un bocata 🥖a la de Juan, al llegar a la pequeña tienda 🏠 sobre el mostrador, ya estaban preparados todos los bocatas, de chorizo, de queso, de queso con chorizo etc. eran muchísimos, en aquella media hora la tienda se llenaba con tantos niños y niñas 👩👩👦de Buela y de Cervantes. A veces ibas con la idea de pillar un bocata de 🧀queso y tenías que conformarte con uno de mortadela 🤣 jajajaja.
21- El dia de gimnasia 🤸🏻teníamos que ir andando 🚶🏻♂️desde la plaza de Méndez Núñez hasta el Pabellón de Deportes🤾🏻♂️ , allá íbamos todos en fila con el profesor 👨🏫 Tati, íbamos a los vestuarios, nos cambiábamos, corríamos un poco o jugábamos un mini partido de 🤾🏻♂️ balonmano y ya teníamos que volver al vestuario de nuevo para cambiarnos y volver 🚶🏻♂️andando a Buela.
22- Recuerdo un día 📆 que nos hicieron una prueba 📇para ver nuestras aptitudes 🧐 fue un examen para poder entrar en el Instituto, D. Ignacio 🧑🏼🏫 nos llevó una tarde al colegio 📐📖 de la Junquera y allí tuvimos que pasar el filtro para poder entrar en el Sánchez Cantón.
23- Recuerdo mi primer día en Buela, me llevaron para un aula enorme, la que daba para la plaza de Méndez Núñez, me sentaron en el primer banco (enorme de largo también) y enfrente mismo de la 👩🏻🏫 profesora (no recuerdo su nombre). Yo venía de un colegio que estaba en la calle de los Herreros, impartía las clases solamente una profesora (Paquita), era sería, buena en la enseñanza y no recuerdo que me pegase. Pero en Buela la cosa fue diferente, ese primer día, me fijé que la profesora no se andaba por las ramas a la hora de repartir castigos, normalmente aquellos 👨🏫 y 👩🏻🏫 tenían una regla o una vara para darte en las 🙌 manos, pero la que tenía enfrente no tenía ni 📏 reglas ni varas, tenía parte de una ventana, si, cuando llamaba a varios lumbreras por haberse portado mal, los ponía en fila y ella cogía aquella “regla” con las dos manos y sacudía con todas las ganas, yo estaba acojonado viéndola, viendo aquellos 👀, aquella cara👹, con que ganas sacudía y yo pensando en donde me habían metido mis padres…
24- Con doce anos 🧑🏻💼, ala polo 72, din o salto da escola rural de Tenorio 🏠 a Pontevedra. Matricularonme nunha escola na Plaza Méndez Núñez denominada Helenes Buela. O primeiro día cando saia da casa, lembro preguntarlle a miña avoa 👵🏻 si tiña que falarlle en galego ou castelan os profesores 👩🏻🏫 a súa contestación foi , falalle no que queiras,😌 no que te sintas mais a gusto. Despois non me quedou mais remedio que adaptarme e falar castelan, pois a maioria incluido profes 🤨naquel colexio falaban castelan. E por riba aguantar algún inproperio de algún compañeiro 😤 como que o galego e de aldeano e do monte. Tristemente co tempo, entendín como eran as políticas co noso idioma 😠. Chamoume moito a atención que por cada asignatura 📙📖📗 nos cambiaban o mestre, eu viña acostumado a ter un so profesor que nos impartía todo 🧮📘 📝✝️ mates, lingua xeografia, relixión. Por outro lado na escola unitaria, tiñamos dúas aulas, unha para as alumnas e outra pos alumnos, ou sexa que nunha mesma aula compartíase todos os niveles, en Buela xa nos separaron por niveis e nos mesturaron rapazas e rapaces, eu que fun moi tímido recordo pasar certa vergoña 🫣. Co tempo non me quedou outra que ir adaptándome a eses bruscos cambios. Lembro que o mellor da maña eran os recreos, cos bocatas 🌭 xogos 🤡 pelexas 😈 roubos, si si roubos en época navideña ☃️ había un comercio de un tal Reguera que expoñia os elementos navideños 🪆🎉 en caixons no exterior, na calle, e nos de valientes e inconscientemente faciamos competicións , a ver quen era o que mais bolas collia, pasábamos correndo colliamos a bola e saiamos a toda 🙈 🙊 hostia. Logo tamén iamos a de Ríos a polas famosas pasas 🥃 una anécdota que lembro foi que a un compañeiro non se lle ocurre utilizar o paraguas ☂️ de flecha, resulta que o caixon de cartón que estaba nunha estanteria tiña botellas de aceite pinchou unha e vertía aceite a chorros 🤦🏻♂️cando Ríos o ve, colle de vara e fainos sair en estampida 👣Tamén lembro certos detalles que quedaron grabados na miña memoria cando ia con un compañeiro a buscar o bocata 🌭a Praza de abastos, súa nai traballaba ali, e sempre tiña un detalle para min 🥐 un rapaz a esas edades aínda que non o demostre sempre o agradece ❤️. Con respecto aos profes 👨🏫 teño grabada unha determinada frase q tod@s recordarán “Esta tarde a reganchar” e logo outro que a min tratoume ben porque cando necesitaba recursos para dar as súas clases de Naturales, me encargaba de andar pola aldea recollendo minerais 🪨🍁☘️🪵 e bicheria 🐜🐛🪲🐌🐞variada para levarlle, pero vin como a outros compañeir@s lles pegaba ou os deixaba en evidencia, aínda que eu viña curtido neses menesteres porque na aldea 🛖 o mestre si tiña vara e utilizaba moi a menudo. Tempos aqueles que non volverán pero sempre presentes nas nosas memorias 🧠 Saúdos a tod@s os lumbreras pero en especial quero agradecer a quén está adicando parte do seu tempo en recopilar estos pequenos recortes 📜 de unha etapa das nosas vidas. Apertas.👋🏻
25- Eu para chegar ao colexio de Buela tiña que ir no trole 🚎, vivía a seis quilómetros do centro de Pontevedra. Da miña casa 🏠 á parada 🅿️ do trole tiña unha distancia aproximada dun quilómetro , que realizaba a pé 🦵catro veces ao día, fixese frío, calor, chovese ou non☔️🌨️☀️. Moitas veces chegaba empapado, tiña que ir andando pegado á estrada e os coches e camións 🚙🚛🚖 salpicábanche 💦todo, outras veces era o frío ❄️que pasaba, pero aí estaba a miña nai👩❤️👨. Ela, moi previsora, tiña á primeira hora da mañá todo listo, que se un 🧥 chaquetón, que se o paraugas 🌂que un pasamontañas 🧣🧤🧦 ( cuantos compañeiros rían de min ao verme chegar con el posto), pero eu non mo quitaba, obedecía á miña nai e ata entrar no cole non o quitaba, dábame igual as burlas🤪. O que máis me amolaba era que tiña que estar toda a clase coa molladura 💦encima, ata que ao chegar a casa 🏠 a miña nai da alma 👩❤️👨 tíñame roupa e calzado, que con todo agarimo tíñaa quente, pois a arrimaba á cociña de ferro🎛️, é comía 🍳🥓🥚 é de novo andando 🚶🏻♂️ata a parada do trole 🚎 é volta a empaparme e así durante moitos anos…
26- Recuerdo que D. Carlos 🧑🏼🏫se metía mucho con tres chicas 👩👩👧siempre estaban juntas, se llamaban Puri, Matilde y Rosario, siempre le estaba diciéndoles algo, ellas estaban hasta el gorro 🧢del.
27- Recuerdo a D. Juan 👨🏫 el profe de latín 📜 su clase siempre era un espectáculo🤪 que bueno😂
28- Recuerdo un día que jugando al fútbol ⚽️en casa me fastidia el dedo 🦶🏻meñique del pie y llegue a clase de Pepi 👩🏻🏫 cojeando y ella es tan buena persona que me dio dinero 💰y me mando a la tetillera 💆🏻♀️una curandera que había en la calle Real.
29-Yo lo que recuerdo 🥰es del momento del recreo cuando muy de vez en cuando iba a la tienda 🏠de Juan a comprar la Chocolatina 🍫para meterla en el medio de un bollo de pan 🥖que compraba en la panadería de abilleira ..que estaba allí al lado también.El olor y sobretodo el sabor 😋de ese bocata de chocolate 🥖🍫lo tengo vivo como si fuese hoy.
30-Eu recordo 😂😂 o tiro de cepillo 🧽, pero éramos bos de carallo 🤣, tiñamos cintura 🤣. O mestre lanzaba a os pes 😂😂😂